21 noviembre 2007
...y Cabo Polonio
Y tras cruzar el Arroyo Valizas me sumergo de lleno en las dunas. Son casi tres horas de camino hasta el Polonio, pero voy bien pertrechado con agua, sombrero y cremita, así que avanzo a buen ritmo disfrutando del maravilloso paisaje. Tal parece que estuviera en mitad del Sahara si no fuera porque tras coronar cada duna miro a la izquierda para contemplar la inmensidad del Atlántico (y ya de paso comprobar que no me he perdido, todo hay que decirlo). Aún así un grupo de enormes gaviotas parece esperar que me extravíe y, cual si fueran los buitres de algún western, vuelan sobre mí en círculos chillando sin parar. Pero las dunas se van extinguiendo y las gaviotas quedando atrás, y allá a lo lejos comienza a divisarse el faro del cabo Polonio.
Así que decido girar a mi izquierda y hacer el resto del camino por la playa, a ver si es un poco menos duro que por las dunas. Y sí, no hay tantos desniveles, pero la arena más suelta y el fuerte viento lo hacen también incomodo. A lo que pronto se añade un hedor insoportable que resulta provenir de lo que a lo lejos parecían simples piedras y resultan ser los cuerpos en descomposición de varios lobos marinos diseminados por la playa. Así que tapo mi nariz con el pañuelo que cubre mi cuello del sol y continúo con la esperanza de ver alguno vivo.
Sigo caminando y empiezan a aparecer diseminadas pequenas cabañas que parecen haber sido colocadas allí al azar, sin seguir ningún orden o estructura más o menos lógica. Espero llegar pronto al pueblo pero según me acerco más y más al faro compruebo que todo allí es así. Efectivamente no hay calles, ni agua corriente ni electricidad, pero afortunadamente si que hay un chiringuito donde me tomo una cerveza que me sabe a gloria y me como una ración de bunuelos hechos con algas que están de muerte.
Así que tras descansar un poco me dirijo al faro con la idea de poder ver desde allí arriba las colonias de lobos y leones marinos que habitan los islotes cercanos. Pero según me voy acercando empiezo a escuchar unos extraños sonidos que vienen de las rocas que hay en la base del faro y descubro alucinado a una familia de lobos marinos a unos cincuenta metros de mí. Me acerco despacito saltando de piedra en piedra hasta estar a menos de diez metros de ellos y entonces veo que no es una familia, sino cientos de ellos. Así que me siento, saco la cámara y me tiro una hora larga sentado observando como se mueven torpemente entre las rocas y como saltan al agua para dejarse mecer por las olas. Podría haberme quedado allí todo el día. Qué espectáculo!
Pero se acerca la tarde y hay que regresar, así que, caminando entre las casitas algo más sólidas de este lado del cabo, vuelvo a lo que sería algo así como la plaza de este lugar, donde tomo un camión para que me lleve hasta la carretera general. Y allí, en un cruce en mitad de ningun sitio, espero durante casi hora y media a que llegue el omnibus de Valizas. Para tras una merecida ducha volver a visitar a los señores del día anterior para que meden de cenar. Hoy una pasta casera de chuparse los dedos al módico precio de cuatro euros, vino, pan y café incluídos.
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2 comentarios:
Decididamente vas mejorando en el estilo literario, aunque te sugeriría que incidieras en los aspectos descriptivos de personas y caracteres, sin abandonar los ambientales, paisajisticos culinarios, etc, no me hagas caso, hazlo como quieras que lo haces muy bien.
En Googlehertz hemos visto el camino que has tenido que recorrer para llegar a Cabo Polonio, es fantastico, te aconsejo que te metas y veas las fotos de otros que como tu han estado allí, y si quieres cuelga tus fotos, pues son mejores que muchas de las que estan colgadas. Por cierto mis felicitaciones por las fotos, son muy buenas, quizá no tenga nada que ver pero me atribuyo algo de "culpa".
Dime si recibes este correo.
Un abrazo y todo mi cariño.
Viendo fotos del cabo descubrí, con mucha alegria y nostalgia de la linda en el corazon que ese rancho, fotografiado en primer plano, es el que fue mi hogar dirante el año 1996, "solo un mes de vacaciones" pense y me lancé a ese lugar que me recomendaban para descanzar, alli me sorprendió el amor y no regrese a mi pais hasta entrado el mes de setiembre (desde el caluroso enero) Ese rancho albergó un hermoso y definitivo momento en mi vida, y me emociona volver a verlo, Digamos que muy cambiado pues era solo el ala de madera, el de material no existia...
emocion y excelentes recuerdos de amor...
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