15 noviembre 2007
Colonia Sacramento
Dos días he pasado en este pueblecito de la costa uruguaya antes de partir a Montevideo, desde donde escribo estas líneas. Dos días que se hicieron un poco largos porque hizo un tiempo de perros y la cosa estaba muy poco animada.
La ciudad sólo tiene un pequeño casco histórico, muy cuidado y coqueto eso sí, por el que nuestros ancestros se pelearon constantemente con portugueses e ingleses dada su ubicación estratégica. Pero fuera de las callejuelas adoquinadas del centro y de algún resto de arquitectura colonial, la ciudad es una sucesión de calles en retícula sin nada que ofrecer... salvo algún rótulo curioso.
Eso sí, el Río de la Plata está picado por el mal tiempo y por su color marrón más parece chocolate hirviendo que esa plata de la que habla su nombre. Aunque justo es reconocer que cuando al atardecer sale un poquito el sol no puedes mirarlo de frente sin deslumbrarte con su brillo. Así que una vez vista la ciudad me voy a recorrer la costa en busca de algún otro atractivo turístico lejos del centro.
La playa en sí no es muy allá, pero me sorprende la arquitectura de las casitas que por allí se encuentran: moderna en el buen sentido pero en general modesta, nada que ver con lo que se encuentra habitualmente en nuestras costas. Lástima que al aventurarme lejos del circuito turístico dejé mi cámara en el hotel por si las moscas (precaución bastante estúpida porque Colonia parece un lugar de lo más tranquilo).
Y cuando llego al final de mi paseo, tras una hora caminando, me encuentro con una grata sorpresa. Allí, en mitad de la nada, justo donde la ciudad termina, se levanta imponente lo que queda de una gigantesca plaza de toros en avanzado estado de derrumbe. Y, casi a su lado, otro enorme y precioso edificio que en su día fué un frontón. Así que, tras esperar durante media hora un autobús, vuelvo al hotel conversando con una encantadora señora sobre los muchos vascos que por allí viven (y suizos, y yugoeslavos...) y cojo de nuevo el "colectivo" de regreso para hacer unas foticos ahora que el sol ha salido.
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1 comentario:
HOLA QUERIDO SOBRINO.
NO SE SI TE LLEGARÁ ESTE MENSAJE, ES UNA PRUEBA PORQUE NO ESTOY SEGURA DE HACERLO BIEN. HE LEIDO TODOS TUS RELATOS Y HE VISTO TUS FOTOS, Y TENGO UNA ENORME ENVIDIA SANA. ESTOY SEGURA DE QUE DE ESTA EXPERIENCIA SALDRÁS MUCHO MÁS SABIO Y QUE RECORDARÁS TODA TU VIDA LO QUE ESTÁS VIVIENDO, Y DE PASO LOS DEMÁS APRENDEREMOS DE TÍ.
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