Pasado el subidón de Iguazú volvimos Buenos Aires con la esperanza de alojarnos en Palermo Viejo, el barrio más de moda de la ciudad ahora mismo y donde hay un buen montón de coquetos hotelitos. Pero tuvimos que conformarnos con algo mucho más "funcional" cerca del aeropuerto ya que se celebraba el Creamfields en la ciudad y todo estaba petado. Aún así no nos pillaba muy lejos caminando y pudimos ver lo curioso de algunas de sus arquitecturas y cenar rico rico en la sucursal porteña del Sudestada madrileño (bueno, es al revés pero da igual...)
Y llegó el momento triste de las despedidas (que no detallaré aquí pues pertenece al ámbito privado), y para compensar decidí aventurarme a ir al fútbol con unos alemanes que se alojaban en mi albergue y que la noche anterior no me dejaron pegar ojo cuando volvían del festival los muy cabrones.
Jugaban Boca y Velez en la bombonera y, aunque estábamos avisados, nos sorpendió el ambientazo... y cierta sensación de peligro, ya que si bien en un principio estábamos cómodamente sentados empezó a llegar más y más gente hasta que cuando empezó el partido allí no cabía ni un alfiler. Y eso que estábamos de pie.
Pero lo mejor llegó cuando Boca marcó el cuarto gol y los hinchas del equipo rival, que estaban en la tribuna justo encima de nosotros decidieron lanzarnos todo lo que tenían a mano, incluídos sus propios fluídos corporales y los azulejos que previamente habían arrancado del baño. Y aunque yo me libré, alguno de los alemanes se fué mojadito a casa (el pobre iluso mantenía que aquello sólo era agua...)
Y tras un tranquilo día paseando por el mercado de San Telmo (o lo que algún tiempo debió ser el rastro) y dedicándome a labores más o menos logísticas abandoné Buenos Aires esta mañana para empezar el viaje tantas veces imaginado.
Así que, una vez puesto al día prometo actualizar este diario más a menudo con profundas reflexiones metafísica, y colgar alguna fotillo que otra cuando sea capaz. Mientras tanto podéis verlas en el link de flickr si os apetece
2 comentarios:
Enhorabuena Raúl, por el inicio, al fin, de tu soñado viaje. Como bien dices en tu blog, algunos pensaban que al final no te irias, otros que sí, y otros, como yo, a veces pensábamos que sí y otras que no... pero lo importante es que ha arrancado, y con mucha fuerza por lo que podemos leer. Informanos de tus andanzas periodicamente, y envíanos más fotos, así nos hacemos idea de lo que visitas. Pedazo cabrón, envidia sana nos das a tod@s, así que disfrútalo por nosotros un poco, ya sabes que te echamos de menos desde el primer día que te largaste¡¡¡ abrazos.
Raulito qué maravilla, si le sacas a todo tu viaje el mismo pertido que a Buenos Aires la experiencia será alucinante, vas a vivir varias vidas!! Por mi parte te leeré con atención desde la fría y lluviosa capital de todos los europeos. Ya sabes que puedes hacer aquí escala cuando te plazca, besos!!! Marina
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