17 noviembre 2007
Montevideo Hostel
A punto de abandonar la capital uruguaya escribo estas líneas mientras espero el autobus que me lleve a Manantiales, un "balneario" (como llaman aquí a los sitios turísticos) cercano a Punta del Este. Tengo muuucho sueño, y es que el Hostel está tomado casi al completo por un grupo de brasileiros que decidieron dar rienda suelta a su congénita musicalidad cuando llegaron de juerga a altas horas de la mañana. Y a punto estuve de acompañarlos, pero al final decidí quedarme jugando al Risk con el staff del Hostel, al más joven de los cuales doblaba en edad, todo hay que decirlo.
Y es que la cena que estos chicos ofrecen por algo así como 4 euros te deja un poco valdado. Ayer "chivito" (algo típico aquí y que no es más que una hamburguesa en la que la carne picada se sustituye por un filete de lomo) y un litro de cerveza. Antesdeayer pizza y un litro de cerveza. Hoy barbacoa y un litro de cerveza.
A veces creo que ya estoy un poco mayor para estas cosas!
Además Montevideo (y que me perdonen los uruguayos) no parece ofrecer demasiado. Como dicen todas las guías es como Buenos Aires pero en chiquito, sí. Pero sin la heterogéneidad de la ciudad porteña, sin esas diferencias tan marcadas entre los distintos barrios, sin su caracter cosmopolita... no sé. A mí me recuerda a una ciudad española de provincias. Eso sí, aunque no muy preparada para el turismo (imposible encontrar una guía decente del país) es una ciudad amable con el visitante y que tiene una buena colección de preciosos edificios de los años veinte y treinta. Y se me olvidaba, un fantástico mercado en el puerto donde por fin pude comer un buen pescado... a precios casi europeos, eso sí.
Así que en unos minutos abandonamos el Río de la Plata en busca de las aguas más azules del Atlántico...
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