Aquì estoy, en chanclas y pantalones cortos y rodeado de guiris hambrientos esperando a que termine de hacerse ese cordero que se està cocinando ahì fuera, en el patio, con el lago y los montes nevados como telòn de fondo. Sin duda va a ser una Nochebuena un tanto atìpica para una semana en la que, a pesar de haber estado medio incomunicado, he podido disfrutar muchìsimo de la Patagonia màs salvaje y su increìble naturaleza. Asì que creo que tendrè que enrollarme un poco para contar tantas y tan buenas experiencias...
El pasado lunes (me parece ya que fuè hace una eternidad) salì desde Rìo Gallegos en un lluvioso dìa rumbo al Calafate, la antesala de los Andes y base de operaciones desde la que explorar los alerededores. Ya desde mucho antes de llegar al pueblo empiezan a verse esas impresionantes crestas nevadas y esos lagos que parecen mares y que son de un extraño y opaco color turquesa. El pueblo vive por y para el turismo, así que està lleno de restaurantes, hoteles y tiendas de souvenirs, pero aùn asì han conseguido mantener una cierta homogeneidad de casitas de madera que lo hace agradable. Asì que una vez instalado en el novìsimo y bonito albergue (fijaos que hasta he vuelto para cenar en Nochebuena...) empiezo a planear enseguida las excursiones de los pròximos dìas.
A la mañana siguiente salgo temprano para el Perito Moreno en una excursiòn organizada. Y es que, lamentablemente, no hay otra forma de conocer los glaciares. Pero a pesar de la sensaciòn de borreguismo cuando llegamos allì hay aùn poca gente y puedo extasiarme durante un buen rato delante de esa inmensidad de hielo que ofrece todas las gamas de blancos y azules posibles. Pero quizà lo que màs me impresiona es el sonido. Còmo se oyen los crujidos del glaciar avanzando lentamente y el estruendo de los pedazos de hielo que se rompen y que en muchas ocasiones no puedes ver, ya que la vista no abarca tanta inmensidad. Y como hace un dìa estupendo me animo a dar un paseìto en barco recorriendo todo el frente del glaciar que, la verdad, tampoco aporta mucho a lo ya visto.
Cuando se lo comento, los chicos del Hostel me recomiendan una excursiòn en barco por los glaciares del brazo norte del lago argentino, el Upsala, el Spegazzini y otros que no recuerdo ahora. Asì que el jueves me voy a coger el barco con un catalàn del que me he hecho coleguita y una señora argentina que, la verdad, es un pelìn plasta. Hoy el tiempo acompaña menos, pero la verdad es que la excursiòn merece mucho la pena. Las vistas desde el lago son impresionantes, y navegar entre esos icebergs que de lejos parecen pequeños, toda una experiencia. Para comer desembarcamos en la Bahìa O`Neill, junto a un bosque de lengas y frente a un laguito lleno de tèmpanos de hielo que parece sacado del Señor de los Anillos.
Y para despedirme del Calafate, un millòn de cervezas junto a Juanfran, el catalàn que resulta ser amigo de DJ Amable y al que amenazo con visitar en el pròximo Primavera Sound.
El dìa siguiente me lo tomo con calma y salgo tarde para El Chaltèn, un pueblito fundado apenas hace 20 años al pie del cerro Fitz Roy sòlo para que no se lo quedaran los chilenos, y que hoy es lugar de peregrinaciòn para alpinistas y trekkers de todo el mundo. El paisaje es acojonante y las agujas afiladas de la montaña que fuma (Chaltèn en el idioma indìgena) dominan la vista allà donde mires. El pueblecito tiene mucha mejor onda que el Calafate y esta habitado casi en exclusiva por montañeros argentinos de tinte jipioso y anglosajones completamente enfundados en goretex y otros tejidos sintèticos.
El primer dìa allì alquilo unos pantalones impermeables llenos de remiendos, me prestan unos gusntes rosas y, con mi chubasquero del año 86 y mi braga caqui en la cabeza me voy a hacer un trekking hasta el glaciar del Cerro Torre (ojo!, un cerro aquì puede tener hasta 3ooo y pico metros como es el caso...) Me acompañan dos chicos israelìes (que en ese hipotètico ranking del que hablaba en la anterior entrada ocupan un merecidìsimo ùltimo lugar...), una pareja de neoyorquinos encantadores y otra de catalanes ya maduritos que no me atrevo a describir (ella viste un mono de esquì de la època de naranjito y gorro estilo Breznev y èl el catàlogo completo de Burberrys aderezado con un "precioso" pantalòn de cuero muy adecuado para ir al glaciar). Salimos muy temprano y caminamos durante casi tres horas hasta el campamento base donde nos espera un guìa que en sì ya es todo un espectàculo. De piel curtida y rondando los cincuenta, apenas nos dirije la palabra mientras nos prueba arneses y crampones. Tiene la piel curtida y cuando camina parece hacerlo muy lentamente, pero sin embargo nos deja atràs con una facilidad asombrosa. Pero lo que màs llama la atenciòn son sus ojos, una mezcla de nobleza y fiereza que parecen màs propios de un animal. Al fin y al cabo, vive solo en el campamento casi todo el año... Pero el viento es muy fuerte y el guìa, haciendo honor a lo que sugiere su mirada, no nos deja cruzar la tirolina que nos llevarà al glaciar para evitar que nos cobren la mitad del precio estipulado por la excursiòn.
Asì que lamentablemente tenemos que regresar sin pisar el hielo. Otra vez serà!
Eso sì, me pego una cena estupenda con los neoyorquinos, que resultan trabajar ella como diseñadora de vestuario y el como tècnico de ilauminaciòn de Sexo en NY. Asì que una nueva direcciòn que espero no quede archivada por siempre...
Al dìa siguiente me voy al Fitz Roy. Hace un dìa impresionante y durante todo el camino se puede ver al fondo la mìtica montaña. No quiero enrollarme en descripciones porque no harìan justicia a tanta belleza, pero el paseo de casi cuatro horas hasta la base de la montaña es absolutamente precioso (ya lo verèis en fotos cuando pueda colgarlas...). Y cuando vuelvo al pueblo muerto de hambre me meto a comer en un restaurante y, sorpresa!, estàn poniendo el Barca-Madrid. Asì que me apuesto la cena con una pareja de catalanes (no los frikis de ayer, unos mucho màs majos que han viajado por todas partes del mundo) y... la gano! Y cuando estamos cenando aparece un suizo que conocì en Puerto Madryn y se une a nosotros invitàndonos a una botella del mejor vino argentino ya que hoy es su cumpleaños. Asì que noche perfecta!
Pero con mucho dolor tengo que abandonar el Chaltèn porque para Nochebuena està todo completo, asì que tomo el bus a las seis de la mañana para el Calafate y, cuando llego aquì, estoy tan cansado que sòlo pienso en echarme a dormir hasta hace un rato, cuando me levanto para prepararme para esta extraña cena de Nochebuena que està a punto de comenzar...
24 diciembre 2007
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2 comentarios:
hooola! somos marta (una d tus primas) y tu tia ana espin! bueeno! hemos leido algunas d las cosas q escribes y la verdad es q nos da mucha envidiaa! a ver si te vemos pronto y nos cuentas tus aventurillas en persona jeje
bueno! seguiremos leyendo!
pd. las fotos son geniales!
un besito! tu tia y tu prima :D
oh se me olvidaba
FELIZ NAVIDAD! cuidate mucho
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