03 marzo 2008

Oruro - Iquique

En la anterior entrada decía que no me apetecía nada llegar a Oruro a las cinco de la mañana, así que amablemente la compañía de buses boliviana con la que contraté el pasaje desde Sucre se encargó de retrasar la llegada hasta casi las once.
Salimos con bastante retraso y con un sólo turista, yo, entre todo el pasaje. Dentro del bus hace mucho calor, pero a pesar de ello los bolivianos cargan con pesadas y pólvorientas mantas. Más tarde, a eso de la una de la mañana, cuando el bus se lleva por delante un pedrusco y se rompe en mitad de la ruta entiendo por qué. Fuera llueve a cántaros y no hay nada en kilómetros a la redonda donde refugiarse, así que toca escoger entre el acre olor a humanidad del interior o el frío del exterior.
Cinco horas de laaarga espera y otro bus llega para rescatarnos. Va tan deprisa intentando recuperar algo del tiempo perdido que temo que volvamos a salirnos de la ruta, pero afortunadamente llegamos sanos y salvos a Oruro.


Allí me alojo en el primer hotel que me encuentro nada más salir de la estación, un tres estrellas que pasa por ser de los mejores de la ciudad. Y no está mal, si no fuera porque sigue lloviendo, hace frío, y no tiene calefacción!!! Cuando explico la situación en recepción me dan otra manta y me dicen que "espere a la tarde, que con el doble acristalamiento luego se caldea". Así que, agotado, me acurruco bajo veinte kilos de ropa de cama y paso el día dormitando y viendo deportes en la ESPN. Cuando ya recuperado salgo a comer algo me encuentro con la más fea (e incluso un tanto siniestra) de todas las ciudades que he visto hasta ahora, así que no tardo mucho en regresar a la ya "caldeada" habitación a continuar con mi frenética actividad hasta la mañana siguiente, en que regreso a Chile.

Afortunadamente el camino a Iquique transcurre sin más novedad que los consabidos controles aduaneros, que en este caso, cruzando de probablemente el país más pobre de Sudamérica a probablemente el país más rico de Sudamérica, son aún más tediosos que de costumbre. El paisaje en cambio, aunque también pudiera parecerlo, no lo es en absoluto. Al menos para mí. Desde que pasamos a Chile y durante horas recorremos casi en línea recta un monótono y plano paisaje compuesto de tierra, piedras y ni el más mínimo rastro de vida. Es el Desierto de Atacama, el más seco del mundo, que según va cayendo la noche se tiñe de los increíbles colores del atradecer. Cuando llegamos a Iquique ya es de noche, y allá abajo, muy abajo, se divisan las luces de una ciudad mucho más grande de lo que yo pensaba.


Iquique se extiende en una estrecha franja de tierra, entre las peladas laderas que delimitan el desierto y las muy bravas aguas del Océano Pacífico. Por ello, y por el viento constante procedente del mar, es uno de los destinos preferidos por surferos y parapentistas de todo el mundo. Y esa es una de las cosas que me han traído aquí, volver a hacer parapente... Aunque en el albergue donde me alojo los surferos, en especial norteamericanos, ganan por aplastante mayoría. A pesar de ello el lugar es bastante agradable y está a sólo dos pasitos de una playa fantástica. Y bastante más lejos de la zona centro, de muy dudosa reputación y frecuentada por marinos y mineros locales por la abundancia de señoritas de compañía ofreciendo sus servicios.

El primer día aquí me dedico sólo a pasear y conocer la ciudad. En realidad casi se podría hablar de dos ciudades: el viejo Iquique tradicional, con sus casitas de madera traídas de Inglaterra, hoy ya envejecidas y sucias (a pesar de la interesante restauración y peatonalización de algunas calles del centro); y la zona turística a lo largo de la playa, más limpia, tranquila, y excelentemente equipada con sus paseos de maderita, sus zonas verdes, sus canchas deportivas... Ojalá muchas de las playas españolas fueran como ésta! Eso sí, el agua está bastante fría y las olas tienen una dimensión que agradará a los surfistas, pero hace un poco incómodo un simple baño.


Al día siguiente voy a hacer parapente con Philipe, un suizo casado con una chilena que tiene todo un emporio del vuelo montado en Iquique. Varios todoterrenos, un hostal para aquellos que van a hacer cursos y toda la infraestructura necesaria. Lamentablemente tengo demasiadas cosas que ver aún como para quedarme dos semanas haciendo un curso de iniciación en Iquique, pero sí tengo tiempo de pegarme un impresionante vuelo con él que dura casi cuarenta minutos. Y como le digo que ya he volado antes se anima a practicar, conmigo como pasajero, algunas piruetas que casi me hacen vomitar. Eso sí, cuando sólo planeamos, sintiendo como el viento nos marca el camino, me prometo a mí mismo que ya en España volveré a hacer parapente.

El domingo es el día de Humberstone, la otra razón por la que he venido hasta aquí. Y como llegar hasta lo que en su día fue un próspero poblado alrededor de una explotación salitrera y hoy es sólo una ciudad fantasma resulta difícil nos apuntamos a un tour. Me acompaña Litzy, úna chilena muy divertida que vive y trabaja en China y que es la única no gringa del albergue. Antes de llegar al plato fuerte visitamos un par de pueblecitos sin demasiado interés, alguna iglesia de madera con sus ámanerados santos de colorines y unas aguas termales que serían impresionantes si no estuvieran tan llenas de gente. Como más impresionante aún debe ser visitar las vacías calles de Humberstone, con su teatro, su hotel, su bar, su piscina... en absoluta soledad y sin un guía que no para de hablar. Aún así, muy recomendable.


Y hoy... bueno, hoy me he levantado tarde, he escrito algunos mails, he comido un rico ceviche y un jugo de mango, he estado leyendo un rato y me he quemado la piel en la playa durante toda la tarde. Y aún hay quién me pregunta que cuándo regreso!

Ah! y una cosa, aquellos que leen estas mis tonterías y se molestan en escribir algún comentario (gracias por hacerlo), por favor, decid quienes sois!!! Que tengo unos cuantos comentarios "anónimos" en el blog a los que me gustaría contestar...

5 comentarios:

Marcelo dijo...

Está bueno tu post! Tengo que llegar de Santiago de Chile por tierra a Cochabamba y me ha venido muy bien tu experiencia como para ir haciéndome una idea, saludos!

Anónimo dijo...

ola , estuve leyendo tus experiencias y algunas pues no fueron de las mas bonitas o como se decearia, yo soy de bolivia y comprendo algunos de tus comentarios pero yo encuentro que tu no conociste los lugares mas bonitos de bolivia y no llegaste a nuestro pais en la mejor de las temporadas(febreron , donde llueve mucho)y si alguna ves te animas a volver te recomendaria que vayas desde el sur por el salr de uyuni hasta el norte por beni,pando, cochabmaba ,santa cruz las misiones jesuiticas que son bellsisimas y con una buena agencia. me despido que te vaya bien en todo lo que estes haciendo
gracias por visitar el pais
tania http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=617220&page=9

PABLOKAHS dijo...

Creo que en paerte tienes razon (Estoy en Oruro, deprimiendome).
Pero, Chile es el pais mas rico??? en que??? en deudas??. (Soy chileno)
Creo que para mejorar tu experiencia, deberias ser un poco menos "Austero" y viajar por avion.

Miroslava dijo...

pues si, a mí me tocó el viajae de iquique a oruro! FATAAAL! y yo q crei q en ecuador era el peor transporte! jaja Bolivia se lleva el premio! y a irme a Iquique, me quedo con Salinas y Montañita! o la playa de Los Frailes , manabí!

Miros dijo...

es más, lo único rico q he comido en Chile es LOS HELADOS! son lo máximo! q BR31 ni q nada! ajaja qé helados de paila de Ibarra ni que nada!
y bueno los mangos chilenos son feos, no me gustaron en fruta, pero hecho helados, buenisimos! d ahi! me kedo con mi país, la gastronomia peruana y los paisajes y amabilidad colombiana! jeje