07 enero 2008
Rumbo a Puerto Montt
Los Reyes Magos no me han traído nada. No sé si he sido malo o es que los camellos no flotan y por eso no han podido acercarse al barco. Así que lo único que he pillado ha sido un considerable mareo durante algunos tramos del trayecto.
La cosa empezó mal desde la salida, pues el embarque se retrasó más de tres horas debido al fortísimo viento. Y eso sin haber zarpado todavía!
Así que, con cara de malas pulgas, embarcamos casi 200 pasajeros a eso de las doce para pasar la primera noche a bordo, aunque aún sin salir del puerto.
Abundan los alemanes,especialmente parejas de cierta edad,que nada más subir a bordo se quejan porque las instrucciones sólo están en español e inglés. Pero que coño se creen estos tipos? Afortunamente el pasaje es demasiado caro para los israelíes...
Las cabinas baratas son de cuatro personas y están abiertas y con el baño en el exterior, pero básicamente son igual a las más caras. Mis compis son un australiano cincuentón con una enorme barriga que, lo sé, va a roncar como un energúmeno; un croata con malas pùlgas y pinta de ex-criminal de guerra; y un brasileiro de mechitas rubias y ademanes sospechosamente femeninos. Qué suerte la mía!
Así que, aprovechando la ventaja que me da el idioma, me hago el simpático con una de las responsables de a bordo para que me cambie a una de las cabinas vacías que he visto en la popa. Y en vez de ronquidos escucho el ruido de los motores, pero a cambio tengo mucha mayor intimidad y espacio.
Zarpamos a las seis de la mañana mientras aún dormimos. Cuando nos llaman por los altavoces para desayunar ya estamos navegando y el tiempo parece haber mejorado. Aún así hay muchas nubes bajas y la visibilidad es poca. Pero algunos de los canales son tan estrechos que casi alcanzas a tocar la espesa vegetación que cubre las escarpada superficie rocosa de las islas. Si abriera la vista sería preciosa. Supongo.
Pero no hay suerte y durante las 72 horas que dura el viaje apenas vemos el sol, así que hay que conformarse con la silueta cambiante de los miles de islas e islotes recortada entre la neblina.
A bordo tengo la sensación de pasar el tiempo comiendo y durmiendo, pero no hay mucho màs que hacer. Leo, escribo, e intercambio información sobre próximos destinos con otros viajeros, especialmente una belga y un brasileiro con los que suelo compartir mesa en el comedor. La única distracción son las charlas de los guías (muy aburridas para mi gusto) y algunas películas bastante malas, de las que sólo destacaría dos chilenas que me gustaron mucho. Creo que el director de ambas se llamaba Andrés Wood...
Las únicas alteraciones de la monotonía del viaje se producen al pasar frente al glaciar Amalia y cuando hacemos escala en Puerto Edén, un minúsculo pueblecito compuesto en su mayoría por palafitos y donde aún viven algunas familias aborígenes Kaweskhar esperando su extinción definitiva, que como en el caso de los Yamanás de Tierra de Fuego, se producirá tarde o temprano por su incapacidad para adaptarse a las costumbres occidentales. El barco de Navimag, que pasa por aquí dos veces a la semana, es su única posibilidad de comunicación con el exterior.
Y olvidaba las moviditas doce horas de navegación por aguas abiertas del Pacífico. Un espectáculo de guiris con cara de descompuestos yendo y viniendo al baño y comprando a precio de oro pìldoras contra el mareo en el bar del barco.
Yo me inclino por la medicina "alternativa" y me tomo un par de pisco sour, mucho más económicos que la pastillita milagrosa, y consigo dormir como un bendito. Así que ya sé que puedo ganarme la vida como marinero si no tengo pasta para continuar el viaje...
Puerto Montt es, hablando claro, un horror. Industrial, vieja, gris y llena de desarrapados. O quizá es sólo que el día esta feo y yo la veo con esos ojos, pero mañana mismo me piro de aquí. Me gustaría mucho ir a la Isla de Chiloé, hacia el Sur, pero me da rabia ahora retroceder y luego tener que volver a Puerto Montt. Así que tendrá que ser en una próxima ocasión. Por ahora me conformaré con cuzar otra vez la frontera argentina para ir a Bariloche. A ver si allí consigo colgar algunas fotos de una vez!
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